La niña miraba al bosque
Y el bosque miraba a la niña
Y la niña moriría algún día
O quizás no
Pero el bosque
El bosque recordaría a la niña
Porque el bosque no olvida
Y el bosque
Es eterno
Hoy mi mundo vuelve a arder
Sediento de sangre bajo mi piel
Devorando todo el ayer
Trazando recuerdos que lloraré
El viento trata de arrastrar
Las pequeñas obras que no até
En silencio tras el cristal
Me mira la niña que nunca fui
Por eso he de contar toda mi historia
A este vacío teatro de voces
Que sólo yo puedo alumbrar
Las que siempre me han escuchado
Reñido, alegrado, acompañado y compartido
Uno por dolor
Dos por alegría
Tres por la niña
Cuatro por bronce
Cinco por plata
Seis por oro
Siete por la secreta ansia que me corroe
El azul que es techo, morada, refugio y tumba
El verde que es sombra, recuerdo, calor y magia
El gris que es alborozo, alimento, danza y canto
Aunque hoy mi mundo sea cenizas
Ahíto de orines venenosos
Entreverado en mi carne
Vomitando en ahogadas toses
Saqueando el eco de mis alegrías
Nada parece suficiente para avanzar
La enorme carencia que ya destripé
Gritando encadenada en metal
Cegada la niña que nunca fui
Por eso he de contar toda mi historia
A este vacío teatro de voces
Que sólo yo puedo alumbrar
Las que siempre me han escuchado
Reñido, alegrado, acompañado y compartido
Uno por dolor
Dos por alegría
Tres por la niña
Cuatro por bronce
Cinco por plata
Seis por oro
Siete por la secreta ansia que me corroe
El azul que es techo, morada, refugio y tumba
El verde que es sombra, recuerdo, calor y magia
El gris que es alborozo, alimento, danza y canto
Dulce diosa
Salir del pozo negro del alma que se abre
Cada vez que dejo de olvidar un instante de su roce
Dulce diosa
Perdonarme todos los pecados que el agua se llevó
Hace ya inviernos
Perdonarme todas las cargas que sólo yo recuerdo
Dulce diosa
Dejarme abrazar por los deshilachados espejismos de mi mente
Abandonarme a los sueños dulces de la noche
No volver a ver su cara en todas las caras
Dulce diosa
Temblando con la desesperanza del reconocimiento
A sabiendas que nada cambiaría que fuera la suya
Dulce diosa
Volver a bailar en libertad desnuda
Y ajena a las miradas y las miradas que me atosigan
Dulce diosa
Salir del pozo negro del alma que se abre
Cada vez que dejo de olvidar un instante de su roce
Dulce diosa
El azul que es techo, morada, refugio y tumba
El verde que es sombra, recuerdo, calor y magia
El gris que es alborozo, alimento, danza y canto
Y el bosque miraba a la niña
Y la niña moriría algún día
O quizás no
Pero el bosque
El bosque recordaría a la niña
Porque el bosque no olvida
Y el bosque
Es eterno
Hoy mi mundo vuelve a arder
Sediento de sangre bajo mi piel
Devorando todo el ayer
Trazando recuerdos que lloraré
El viento trata de arrastrar
Las pequeñas obras que no até
En silencio tras el cristal
Me mira la niña que nunca fui
Por eso he de contar toda mi historia
A este vacío teatro de voces
Que sólo yo puedo alumbrar
Las que siempre me han escuchado
Reñido, alegrado, acompañado y compartido
Uno por dolor
Dos por alegría
Tres por la niña
Cuatro por bronce
Cinco por plata
Seis por oro
Siete por la secreta ansia que me corroe
El azul que es techo, morada, refugio y tumba
El verde que es sombra, recuerdo, calor y magia
El gris que es alborozo, alimento, danza y canto
Aunque hoy mi mundo sea cenizas
Ahíto de orines venenosos
Entreverado en mi carne
Vomitando en ahogadas toses
Saqueando el eco de mis alegrías
Nada parece suficiente para avanzar
La enorme carencia que ya destripé
Gritando encadenada en metal
Cegada la niña que nunca fui
Por eso he de contar toda mi historia
A este vacío teatro de voces
Que sólo yo puedo alumbrar
Las que siempre me han escuchado
Reñido, alegrado, acompañado y compartido
Uno por dolor
Dos por alegría
Tres por la niña
Cuatro por bronce
Cinco por plata
Seis por oro
Siete por la secreta ansia que me corroe
El azul que es techo, morada, refugio y tumba
El verde que es sombra, recuerdo, calor y magia
El gris que es alborozo, alimento, danza y canto
Dulce diosa
Salir del pozo negro del alma que se abre
Cada vez que dejo de olvidar un instante de su roce
Dulce diosa
Perdonarme todos los pecados que el agua se llevó
Hace ya inviernos
Perdonarme todas las cargas que sólo yo recuerdo
Dulce diosa
Dejarme abrazar por los deshilachados espejismos de mi mente
Abandonarme a los sueños dulces de la noche
No volver a ver su cara en todas las caras
Dulce diosa
Temblando con la desesperanza del reconocimiento
A sabiendas que nada cambiaría que fuera la suya
Dulce diosa
Volver a bailar en libertad desnuda
Y ajena a las miradas y las miradas que me atosigan
Dulce diosa
Salir del pozo negro del alma que se abre
Cada vez que dejo de olvidar un instante de su roce
Dulce diosa
El azul que es techo, morada, refugio y tumba
El verde que es sombra, recuerdo, calor y magia
El gris que es alborozo, alimento, danza y canto
( Falcata )
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