Sol de los Incas, sol de los Mayas
Maduro sol americano
Sol en que mayas y quichés
Reconocieron y adoraron
Y en el que viejos aimaráes
Como el ámbar fueron quemados
Faisán rojo cuando levantas
Y cuando medias, faisán blanco
Sol pintador y tatuador
De casta de hombre y de leopardo
Sol de montañas y de valles
De los abismos y los llanos
Rafael de las marchas nuestras
Lebrel de oro de nuestros pasos
Por toda tierra y todo mar
Santo y seña de mis hermanos
Si nos perdemos, que nos busquen
En unos limos abrasados
Donde existe el árbol del pan
Y padece el árbol de bálsamo
Sol del Cuzco, blanco en la puna
Sol de México, canto dorado
Canto rodado sobre el Mayab
Maíz de fuego no comulgado
Por el que gimen las gargantas
Levantadas a tu viático;
Corriendo vas por los azules
Estrictos o jesucristianos
Ciervo blanco o enrojecido
Siempre herido, nunca cazado
Sol de los Andes, cifra nuestra
Veedor de hombres americanos
Pastor ardiendo de grey ardiendo
Y tierra ardiendo en su milagro
Que ni se funde ni nos funde
Que no devora ni es devorado;
Quetzal de fuego emblanquecido
Que cría y nutre pueblos mágicos;
Llama pasmado en rutas blancas
Guiando llamas alucinados
Raíz del cielo, curador
De los indios alanceados;
Brazo santo cuando los salvas
Cuando los matas, amor santo
Quetzalcóatl, padre de oficios
De la casta de ojo almendrado
El moledor de los añiles y cañas
Y tejedor de algodón cándido
Los telares indios enhebras
Con colibríes alocados
Y das las grecas pintureadas
Al mujerío de Tacámbaro
¡Pájaro Roc, plumón que empolla
Dos orientes desenfrenados!
Llegas piadoso y absoluto
Según los dioses no llegaron
Bandadas de tórtolas blancas
Maná que baja sin doblarnos
No sabemos qué es lo que hicimos
Para vivir transfigurados
En especies solares nuestros
Viracochas se confesaron
Y sus cuerpos los recogimos
En sacramento calcinado
A tu llama fié a los míos
En parva de ascuas acostados;
Con un tendal de salamandras
Duermen y sueñan sus cuerpos santos
O caminan contra el crepúsculo
Encendidos como retamos
Azafranes sobre el poniente
Medio Adanes, medio topacios
Desnuda mírame y reconóceme
Si no me viste en cuarenta años
Con Pirámide de tu nombre
Con la pitahaya y con el mango
Con los flamencos de la aurora
Y los lagartos tornasolados
¡Como el maguey, como la yuca
Como el cántaro del peruano
Como la jícara de Uruápan
Como la quena de mil años
A ti me vuelvo, a ti me entrego
En ti me abro, en ti me baño!
Tómame como los tomaste
El poro al poro, el gajo al gajo
Y ponme entre ellos a vivir
Pasmada dentro de tu pasmo
Pisé los cuarzos extranjeros
Comí sus frutos mercenarios;
En mesa dura y vaso sordo
Bebí hidromieles que eran lánguidos;
Recé oraciones mortecinas
Y me canté los himnos bárbaros
Y dormí donde son dragones
Rotos y muertos los Zodíacos
Te devuelvo por mis mayores
Formas y bulto en que me alzaron
Riégame así con rojo riego;
Y ponme a hervir dentro de tu caldo
Emblanquéceme u oscuréceme
En tus lejías y tus cáusticos
¡Quémame tú los torpes miedos
Sécame lodos, avienta engaños;
Tuéstame hablas, árdeme ojos
Sollama boca, resuello y canto
Límpiame oídos, lávame vistas
Purifica manos y tactos!
Hazme las sangres y las leches
Y los tuétanos, y los llantos
Mis sudores y mis heridas
Sécame en lomos y en costados
Y otra vez íntegra incorpórame
A los coros que te danzaron
Los coros mágicos, mecidos
Sobre Palenque y Tihuanaco
Gentes quechuas y gentes mayas
Te juramos lo que jurábamos
De ti rodamos hacia el Tiempo
Y subiremos a tu regazo;
De ti caímos en grumos de oro
En vellón de oro desgajado
Y a ti entraremos rectamente
Según dijeron Incas Magos
¡Como racimos al lagar
Volveremos los que bajamos
Como el cardumen de oro sube
A flor de mar arrebatado
Y van las grandes anacondas
Subiendo al silbo de llamado!
Maduro sol americano
Sol en que mayas y quichés
Reconocieron y adoraron
Y en el que viejos aimaráes
Como el ámbar fueron quemados
Faisán rojo cuando levantas
Y cuando medias, faisán blanco
Sol pintador y tatuador
De casta de hombre y de leopardo
Sol de montañas y de valles
De los abismos y los llanos
Rafael de las marchas nuestras
Lebrel de oro de nuestros pasos
Por toda tierra y todo mar
Santo y seña de mis hermanos
Si nos perdemos, que nos busquen
En unos limos abrasados
Donde existe el árbol del pan
Y padece el árbol de bálsamo
Sol del Cuzco, blanco en la puna
Sol de México, canto dorado
Canto rodado sobre el Mayab
Maíz de fuego no comulgado
Por el que gimen las gargantas
Levantadas a tu viático;
Corriendo vas por los azules
Estrictos o jesucristianos
Ciervo blanco o enrojecido
Siempre herido, nunca cazado
Sol de los Andes, cifra nuestra
Veedor de hombres americanos
Pastor ardiendo de grey ardiendo
Y tierra ardiendo en su milagro
Que ni se funde ni nos funde
Que no devora ni es devorado;
Quetzal de fuego emblanquecido
Que cría y nutre pueblos mágicos;
Llama pasmado en rutas blancas
Guiando llamas alucinados
Raíz del cielo, curador
De los indios alanceados;
Brazo santo cuando los salvas
Cuando los matas, amor santo
Quetzalcóatl, padre de oficios
De la casta de ojo almendrado
El moledor de los añiles y cañas
Y tejedor de algodón cándido
Los telares indios enhebras
Con colibríes alocados
Y das las grecas pintureadas
Al mujerío de Tacámbaro
¡Pájaro Roc, plumón que empolla
Dos orientes desenfrenados!
Llegas piadoso y absoluto
Según los dioses no llegaron
Bandadas de tórtolas blancas
Maná que baja sin doblarnos
No sabemos qué es lo que hicimos
Para vivir transfigurados
En especies solares nuestros
Viracochas se confesaron
Y sus cuerpos los recogimos
En sacramento calcinado
A tu llama fié a los míos
En parva de ascuas acostados;
Con un tendal de salamandras
Duermen y sueñan sus cuerpos santos
O caminan contra el crepúsculo
Encendidos como retamos
Azafranes sobre el poniente
Medio Adanes, medio topacios
Desnuda mírame y reconóceme
Si no me viste en cuarenta años
Con Pirámide de tu nombre
Con la pitahaya y con el mango
Con los flamencos de la aurora
Y los lagartos tornasolados
¡Como el maguey, como la yuca
Como el cántaro del peruano
Como la jícara de Uruápan
Como la quena de mil años
A ti me vuelvo, a ti me entrego
En ti me abro, en ti me baño!
Tómame como los tomaste
El poro al poro, el gajo al gajo
Y ponme entre ellos a vivir
Pasmada dentro de tu pasmo
Pisé los cuarzos extranjeros
Comí sus frutos mercenarios;
En mesa dura y vaso sordo
Bebí hidromieles que eran lánguidos;
Recé oraciones mortecinas
Y me canté los himnos bárbaros
Y dormí donde son dragones
Rotos y muertos los Zodíacos
Te devuelvo por mis mayores
Formas y bulto en que me alzaron
Riégame así con rojo riego;
Y ponme a hervir dentro de tu caldo
Emblanquéceme u oscuréceme
En tus lejías y tus cáusticos
¡Quémame tú los torpes miedos
Sécame lodos, avienta engaños;
Tuéstame hablas, árdeme ojos
Sollama boca, resuello y canto
Límpiame oídos, lávame vistas
Purifica manos y tactos!
Hazme las sangres y las leches
Y los tuétanos, y los llantos
Mis sudores y mis heridas
Sécame en lomos y en costados
Y otra vez íntegra incorpórame
A los coros que te danzaron
Los coros mágicos, mecidos
Sobre Palenque y Tihuanaco
Gentes quechuas y gentes mayas
Te juramos lo que jurábamos
De ti rodamos hacia el Tiempo
Y subiremos a tu regazo;
De ti caímos en grumos de oro
En vellón de oro desgajado
Y a ti entraremos rectamente
Según dijeron Incas Magos
¡Como racimos al lagar
Volveremos los que bajamos
Como el cardumen de oro sube
A flor de mar arrebatado
Y van las grandes anacondas
Subiendo al silbo de llamado!
( Edison Denisov )
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